El pasado lunes se presentó en Monzón el libro "Los niños no ven féretros", de Omar Fonollosa, joven poeta zaragozano, ganador del importante Premio Hiperión de Poesía.
Sus versos, llenos de sensibilidad, nos adentraron en el mundo de la palabra hecha luz.
Algunas cosas que nos dijo:
.Se considera un versificador, más que un poeta.
.Le impactó, hace años, "Ruido", de Joaquín Sabina. Fue un día en que iba con sus padres de vacaciones a Valencia. Oyó en una cinta de casete la canción y durante todo el viaje (desde Zaragoza) pidió que se siguiera escuchando la misma.
.Le han influido, además de Sabina, Juan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez, Víctor Jara, Jorge Drexler, José Antonio Labordeta, Edith Piaf...
.En literatura: Benjamín Prado, Almudena Grandes, Luis García Montero, también algunos poetas americanos...
.Le gusta mucho la escritora de cuentos Patricia Esteban.
.Escribió este libro después del confinamiento y hasta el verano del 21.
.Durante los dos meses de ese confinamiento leyó 53 libros.
.Es muy importante la corrección (una vez acabado de escribir un poemario). Hay que ser paciente, corregir y corregir. La escritura precisa de seriedad.
.Contó una anécdota del escritor Hemingway. Un día, su mujer le dijo: "Qué tal ha ido hoy la escritura". El contestó: "Muy bien. Esta mañana había colocado una coma y después la he quitado. Y me he dado cuenta, más tarde, de una cosa: la coma tenía que estar ahí".
.La importancia de leer.
.Citó a Borges: "El verbo leer no tiene imperativo".
.Prefiere la ciudad al campo y es más de invierno que de verano. Le gustan las cosas cotidianas: estar en casa, salir a cenar, ir al gimnasio...
.La poesía se lee de forma diferente a la novela.
.El valor del arte es imprescindible en la vida.
.No cree en lecturas para jóvenes y lecturas para adultos.
.La influencia de los profesores en los alumnos. A él le influyó mucho su profesora de Filosofía para elegir, posteriormente, la carrera de Filología Hispánica.
.El título de este poemario tiene que ver con el hecho de encontrarse en el funeral de la muerte de la madre de una amiga. Había un niño que le preguntó a su padre que qué era el ataúd, a lo que este contestó que un ataúd es un nuevo dormitorio.
Omar nos leyó poemas del libro, algunos dedicados (a su madre, a su profesora, a una amiga...).
David Rosales, alumno del club de lectura juvenil, vino conmigo. Me decía que nunca había estado en la presentación de un libro.
Espero que recuerde ese momento y que la lectura forme siempre parte de su vida. Y de la de los demás.
(El acto estuvo presentado por Olga Asensio y está enmarcado dentro del ciclo de la Feria del Libro Aragonés de Monzón)
Un placer haber estado allí y haber comprobado, de nuevo y fervientemente, que la poesía es uno de los mejores alimentos del alma.
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